Cultura del Fraude

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POR: Víctor Herrera Michel

Colaborador

El nuevo operador de energía Air-e ha descubierto y denunciado una cantidad inusitada de fraudes eléctricos. Da la impresión que, en estos sus primeros 150 días, ha puesto en evidencia más fraudes que en los 22 años que estuvo Electricaribe, incluida la intervención del gobierno. No sabemos realmente si antes no ocurrían o si los contratistas de entonces no los descubrían, o los encubrían. Lo cierto es que nunca antes habíamos sabido de tantos y en tantas localidades, en todos los estratos sociales, comercial e industrial y en multiplicidad de modalidades.

Según las cifras de la empresa, en general de cada 100 inspecciones que se realizan en Atlántico, Guajira o los 17 municipios del Magdalena se detectan 62 casos de presuntas manipulaciones.

Por ejemplo, en solo 712 visitas realizadas en el norte de Barranquilla (Villa Campestre, Lagos de Caujaral y Sabanilla) Salgar y el casco urbano de Puerto Colombia 523 (73,4%) presentaban conexiones directas, intervención de acometidas, manipulación de medidores y equipos de medida que ni siquiera estaban registrados en el sistema comercial de la empresa. En una misma cuadra de la popular Calle 8 se encontraron fraudes en 2 discotecas, un billar y un estadero. Así mismo, en el centro 5 hoteles, una cacharrería, un almacén de calzado, una distribuidora de frutas, un almacén de venta de muebles y en el mercado un centro de acopio y comercialización de Banano y una conocida pescadería se habían conectado irregularmente. También en Galán un conjunto residencial solo pagaba la mitad de su consumo. De extremo a extremo: En 17 apartamentos de un conjunto residencial en Soledad, en 8 más en la Calle 70 y en otros 8 en Miramar encontraron fraudes. Otra modalidad es la de conectarse a la empresa a pesar de estar registrado con otro aperador como el caso de 17 zonas comunes de un mismo condominio en el norte o una clínica importante en Alto Prado.

El nuevo operador estima que las pérdidas por las conexiones irregulares ascienden a la fecha a $508 mil millones. Y van abiertos 56 procesos penales cuyos castigos van desde cárcel al que comete el fraude hasta la extinción de dominio del bien inmueble donde ocurrió el delito.

Puede alegarse que, como sucede con los impuestos, cuando aumentan considerablemente las tarifas “invitan” al contribuyente o usuario a ingeniarse de cualquier manera para evadir su pago. Mucho más, cuando había que pagar tan altas tarifas de un servicio de energía que ha sido deficiente durante los últimos 10 años. Aquí vale aquello de que “el servicio más caro es el que se paga y no se recibe”. También puede argumentarse que los costos en los hogares y los gastos en las empresas se han disparado en los últimos tiempos y sobre todo en esta época de pandemia. Lo cierto es que el no pago de la Energía conlleva el corte del suministro, que resulta ser esencial como la propia Corte Constitucional lo expresa: “..En las sociedades contemporáneas el acceso a la energía eléctrica es una condición para el disfrute de otros servicios y garantías fundamentales…Participar de la riqueza económica, cultural, informática, vivir en un espacio con la adecuada calefacción, conservar y refrigerar los alimentos es posible, únicamente porque se cuenta con acceso a electricidad..” y por eso protege de su carencia a los más vulnerables incluso cuando han incumplido en su pago, así como a hospitales, centros penitenciarios o educativos.

En síntesis, hemos pasado de las acusaciones temerarias de Electricaribe de la “Cultura del no pago” a la real “Cultura del fraude” descubierta por Air-e.

@vherreram


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