La sociedad del exhibicionismo digital

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Por: Numhar Chaid González

En estos tiempos, donde las redes sociales significan mucho o el todo para las personas en general, todas éstas pertenecientes a cualquiera de las diferentes clases sociales en las que se jerarquiza la sociedad actual, ven en ellas (las redes sociales) una especie de hipermundo o hipersociedad donde actualmente pueden establecerse sin ninguna medida.

Facebook, Instagram, WhatsApp, entre otras plataformas digitales, a demás de mantener a las personas interconectadas cumplen la función de mantenerlas exhibidas como mercancías en vitrinas. El uso desmedido de la red social Facebook por ejemplo, muestra el exhibicionismo a flor de piel en el que vive la sociedad actual. Cada usuario sube fotografías intimas, información privilegiada, e incluso, comparten al público los lugares en los que se encuentran justo en el instante en el que están compartiendo la información en la red social. Cada fotografía subida a este medio es un referente real de lo que éstas representan. Por su parte, el filosofo surcoreano Byung-Chul Han lo había expuesto en su obra El Enjambre (2014) quien sostiene que la fotografía conserva las huellas cuasi materiales del referente real y que éstas a su vez llevan el referente siempre consigo.

El exhibicionismo digital que se vive hoy muestra a las personas tal y como son, o como creemos que son, o como ellas se imaginan y se hacen creer así mismas como son. La sociedad actual vive mostrándose a los otros a través de fotografías y videos perdiendo cada día más su privacidad. Actualmente un Smartphone, una laptop, o cualquier dispositivo móvil que sirva para estar conectados a la red digital tienen más sentido que la vida misma. Exhibirse como mercancías parece ser un imperativo categórico postmoderno para esta sociedad superflua. Hoy se hace todo por Facebook, Instagram o WhatsApp, Twitter, etc. Se venden productos cosméticos u de otro tipo en línea, se ofrecen servicios académicos, asesorías de toda especie online, se relacionan, pero a pesar de todo, no se deja de exhibirse.

Esta nueva subjetividad a la que yo llamo la sociedad del exhibicionismo digital y que parte del homo digitalis, es una subjetividad absuelta del anonimato, el anonimato personal dejó de existir. Este tipo de sociedad se muestra interesada por darse a conocer o mejor sea dicho, dejarse ver, y no mantenerse quieta y estática en el espacio real. Hoy cada persona quiere estar presente y presentar su opinión sin ningún intermediario. La representación cede el paso a la presencia, o a la copresentación. La representación humana actual que se vislumbra en las plataformas digitales y en las distintas redes sociales conlleva al sujeto a estar presente y expuesto en la red sin excepción ni restricciones. Lo muestra al publico como cualquier mercancía en un exhibidor similar a como se hace con las distintas mercancías que se venden en cualquier mercado o centro comercial. El sujeto actual ya no es un sujeto privado sino uno abierto al público y a la acechanza de todos. Es un alguien penetrante, que se expone y solicita la atención de un público por medio de la representación fotográfica y entre otros medios visuales.

Hay que entender que hoy las imágenes no son solo simples copias representativas, sino también modelos. Huimos hacia las imágenes para ser mejores, más bellos, más vivos, más vistos, más admirados. Sin duda no solo nos servimos de la técnica, sino también de las imágenes para llevar adelante el nuevo estilo de vida que tenemos, el exhibicionismo digital que nos permite estar presentes en todos los lugares al mismo tiempo.


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